Lección 07: Pertenecemos a Jesucristo y a María en calidad de esclavos.

“Antes del bautismo pertenecíamos al demonio como sus esclavos”, dice San Luis María Grignion de Montfort. Después del bautismo somos esclavos de Jesucristo. ¿Cuál es el modo más perfecto de vivir esta esclavitud a Jesucristo?

Pongo a su disposición online el texto del tratado: https://bit.ly/TratadoVD

Meditación y Oraciones del día

Letanías del Espíritus Santo, Ave Maris Stella y Letanías de la Santíssima Virgen

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Señor, ten piedad de nosotros. Jesucristo, ten piedad de nosotros.

R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Divino Espíritu Santo, óyenos.
Espíritu Santo Paráclito, escúchanos.

Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros,
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros,
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros,
Santísima Trinidad que eres un sólo Dios, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la verdad, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la sabiduría, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la inteligencia, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la fortaleza, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la piedad, ten piedad de nosotros,
Espíritu del buen consejo, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la ciencia, ten piedad de nosotros,
Espíritu del santo temor, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la caridad, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la alegría, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la paz, ten piedad de nosotros,
Espíritu de las virtudes, ten piedad de nosotros,
Espíritu de toda la gracia, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la adopción de los hijos de Dios, ten piedad de nosotros,
Purificador de nuestras almas, ten piedad de nosotros,
Santificador y guía de la Iglesia Católica, ten piedad de nosotros,
Distribuidor de los dones celestiales, ten piedad de nosotros,
Conocedor de los pensamientos, ten piedad de nosotros,
y de las intenciones del corazón, ten piedad de nosotros,
Dulzura de los que comienzan a serviros, ten piedad de nosotros,
Corona de los perfectos, ten piedad de nosotros,
Alegría de los ángeles, ten piedad de nosotros,
Luz de los Patriarcas, ten piedad de nosotros,
Inspiración de los Profetas, ten piedad de nosotros,
Palabra y sabiduría de los Apóstoles, ten piedad de nosotros,
Victoria de los Mártires, ten piedad de nosotros,
Ciencia de los Confesores, ten piedad de nosotros,
Pureza de las Vírgenes, ten piedad de nosotros,
Unción de todos los Santos, ten piedad de nosotros,

Sednos propicio,
R. Perdónanos Señor.
Sednos propicio,
R. Escúchanos Señor.

De todo pecado, líbranos Señor.
De todas las tentaciones y celadas del demonio, líbranos Señor.
De toda presunción y desesperación, líbranos Señor.
Del ataque a la verdad conocida, líbranos Señor.
De la envidia de la gracia fraterna, líbranos Señor.
De toda obstinación e impenitencia, líbranos Señor.
De toda negligencia y liviandad de espíritu, líbranos Señor.
De toda impureza de la mente y del cuerpo, líbranos Señor.
De todas las herejías y errores, líbranos Señor.
De todo mal espíritu, líbranos Señor.
De la muerte mala y eterna, líbranos Señor.
Por Vuestra eterna procedencia del Padre y del Hijo, líbranos Señor.
Por la milagrosa concepción del Hijo de Dios, líbranos Señor.
Por Vuestro descendimiento sobre Jesús bautizado, líbranos Señor.
Por Vuestra santa aparición en la transfiguración del Señor, líbranos Señor.
Por Vuestra venida sobre los discípulos del Señor, líbranos Señor.
En el día del juicio, líbranos Señor.

Aunque pecadores, te rogamos óyenos,
Para que nos perdones, te rogamos óyenos,
Para que te dignes vivificar y santificar a todos los miembros de la Iglesia, te rogamos óyenos,
Para que te dignes concedernos el don de la verdadera piedad, devoción y oración, te rogamos óyenos,
Para que te dignes inspirarnos sinceros afectos de misericordia y de caridad, te rogamos óyenos,
Para que te dignes crear en nosotros un espíritu nuevo y un corazón puro, te rogamos óyenos,
Para que te dignes concedernos verdadera paz y tranquilidad de corazón, te rogamos óyenos,
Para que nos hagas dignos y fuertes, para soportar las persecuciones por amor a la justicia, te rogamos óyenos,
Para que te dignes confirmarnos en tu gracia, te rogamos óyenos,
Para que nos recibas en el número de tus elegidos, te rogamos óyenos,
Para que te dignes atendernos, te rogamos óyenos,
Espíritu de Dios, te rogamos óyenos,

V/Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/.Envíanos el Espíritu Santo.
V/Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/.Mándanos el Espíritu prometido del Padre.

V/Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/.Dadnos el buen Espíritu Espíritu Santo, óyenos.

V/Espíritu Consolador, escúchanos.
V/. Envía tu Espíritu y todo será creado,
R/. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos. ¡Oh Dios! que aleccionaste a los corazones de Tus fieles
con la ciencia del Espíritu Santo,
haz que, guiados por este mismo
Espíritu, apreciemos las dulzuras
del bien, y gocemos siempre de Sus
divinos consuelos, por Jesucristo
Nuestro Señor.

Amén.
Salve, del mar Estrella,
Salve, Madre sagrada
De Dios y siempre Virgen,
Puerta del cielo Santa.

Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.

La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.

Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.

Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.

Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.

Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias

Señor, ten piedad de nosotros. Jesucristo, ten piedad de nosotros. R/. Señor, ten piedad de nosotros.

Jesucristo, óyenos.
R/. Jesucristo, escúchanos

Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad que eres un sólo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros,
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros,
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros,
Madre de Cristo, ruega por nosotros,
Madre de la Divina Gracia, ruega por nosotros,
Madre purísima, ruega por nosotros,
Madre castísima, ruega por nosotros,
Madre intacta, ruega por nosotros,
Madre incorrupta, ruega por nosotros,
Madre Inmaculada, ruega por nosotros,
Madre amable, ruega por nosotros,
Madre admirable, ruega por nosotros,
Madre del buen Consejo, ruega por nosotros,
Madre del Creador, ruega por nosotros,
Madre del Salvador, ruega por nosotros,
Madre y ornato del Carmelo, ruega por nosotros,
Madre de la Iglesia, ruega por nosotros,
Virgen prudentísima, ruega por nosotros,
Virgen digna de veneración, ruega por nosotros,
Virgen digna de alabanza, ruega por nosotros,
Virgen poderosa, ruega por nosotros,
Virgen clemente, ruega por nosotros,
Virgen fiel, ruega por nosotros,
Virgen flor del Carmelo, ruega por nosotros,
Espejo de justicia, ruega por nosotros,
Trono de la sabiduría, ruega por nosotros,
Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros,
Vaso espiritual, ruega por nosotros,
Vaso honorable, ruega por nosotros,
Vaso insigne de devoción, ruega por nosotros,
Rosa mística, ruega por nosotros,
Torre de David, ruega por nosotros,
Torre de marfil, ruega por nosotros,
Casa de oro, ruega por nosotros,
Arca de la alianza, ruega por nosotros,
Puerta del cielo, ruega por nosotros,
Estrella de la mañana, ruega por nosotros,
Salud de los enfermos, ruega por nosotros,
Refugio de los pecadores, ruega por nosotros,
Consuelo de los afligidos, ruega por nosotros,
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros,
Patrona de los carmelitas, ruega por nosotros,
Reina de los ángeles, ruega por nosotros,
Reina de los patriarcas, ruega por nosotros,
Reina de los profetas, ruega por nosotros,
Reina de los apóstoles, ruega por nosotros,
Reina de los mártires, ruega por nosotros,
Reina de los confesores, ruega por nosotros,
Reina de las vírgenes, ruega por nosotros,
Reina de todos los santos, ruega por nosotros,
Reina concebida sin pecado original, ruega por nosotros,
Reina asunta al cielo, ruega por nosotros,
Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros,
Reina de la familia, ruega por nosotros,
Reina de la paz, ruega por nosotros,
Esperanza de todos los carmelitas, ruega por nosotros,

Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R/. perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R/. escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R/. ten piedade de nosotros.

V/. Ruega por nosotros Santa
Madre de Dios,
R/. Para que seamos dignos de
alcanzar las promesas de Nuestro
Señor Jesucristo. Amén.

Oremos. Concédenos, Señor, a
nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y de cuerpo,
y por la gloriosa intercesión de la
bienaventurada siempre Virgen
María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y gozar
de las alegrías eternas. Por Cristo
nuestro Señor.

Amén.
San Lucas, cap. 11, 1-10

Acaeció que, hallándose Él orando en cierto lugar, así que acabó, le dijo uno de los discípulos: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñaba a sus discípulos. Él les dijo: Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu nombre; venga tu reino; danos cada día el pan cotidiano; perdónanos nuestras deudas, porque también nosotros perdonamos a todos nuestros deudores, y no nos pongas en tentación.

Y les dijo: Si alguno de vosotros tuviere un amigo y viniere a él a medianoche y le dijera: Amigo, préstame tres panes, pues un amigo mío ha lIegado de viaje y no tengo qué darle, y él, respondiendo de dentro, le dijese: No me molestes; la puerta está ya cerrada y mis niños están ya conmigo en la cama; no puedo levantarme para dártelos. Yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, a lo menos por su desvergüenza se levantará y le dará cuanto necesite. Os digo, pues: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá; porque quien pide, recibe, y quien busca halla, y al que llama se le abre.
Artículo II
Pertenecemos a Cristo y a María en calidad de esclavos
Segunda Verdad

68. De lo que Jesucristo es para nosotros, es necesario concluir conforme dice el apóstol, que en nada nos pertenecemos (1 Cor. 6, 19), sino enteramente a Él, como miembros suyos y sus esclavos, que a precio infinitamente caro Él ha comprado con el precio de toda su sangre. antes del bautismo pertenecíamos al diablo en calidad de esclavos; y el bautismo nos ha hecho verdaderos esclavos de Jesucristo, que no deben vivir, trabajar y morir sino a fin de fructificar para este Dios Hombre (rom. 7, 4), glorificarlo en nuestro cuerpo y hacerlo reinar en nuestra alma, ya que somos su conquista, su pueblo adquirido y su herencia. Por esta misma razón, el Espíritu santo nos compara: 1º – a árboles plantados a lo largo de las aguas de la gracia, en el campo de la iglesia, que deben producir sus frutos en su debido tiempo; 2º – a las ramas o sarmientos de una vid, cuya cepa es Jesucristo, que deben dar buenas uvas; 3º – a un rebaño cuyo pastor es Jesucristo, que se debe multiplicar y dar leche; 4º – a una buena tierra cuyo labrador es Jesucristo, y en la cual la semilla se multiplica y produce frutos al treinta, al sesenta o al cien por uno. Jesucristo lanzó su maldición a la higuera sin frutos (Mt. 21, 19), y fulminó la condenación contra el siervo inútil que no había hecho valer sus talentos (Mt. 25, 24-30). Todo esto nos prueba que Jesucristo quiere recibir algunos frutos de nuestras pobres personas, a saber: nuestras buenas obras, una vez que éstas le pertenecen a Él únicamente: Creati in operibus bonis in Christo Jesu (Ef. 2, 10) – creados en las buenas obras en Cristo Jesús. Estas palabras del Espíritu santo muestran que Jesucristo es el único principio, y debe ser el único fin de todas nuestras buenas obras, a quien debemos servir no sólo como siervos asalariados, sino como esclavos de amor. Me explico:

69. En la tierra hay dos maneras de pertenecer a otro y depender de su autoridad, a saber: El simple servicio y la esclavitud; es lo que usualmente llamamos de un sirviente y de un esclavo. Por servidumbre común entre los cristianos, un hombre es movido a servir a otro durante algún tiempo, y mediante cierto salario o recompensa. Por la esclavitud, un hombre queda enteramente dependiente de otro para toda su vida, debiendo servir a su señor sin pretender salario alguno ni recompensa, cual bestia de carga sobre la cual se tiene derecho de vida y muerte.

70. Existen tres clases de esclavitud: esclavitud natural, esclavitud forzada y esclavitud voluntaria. De la primera clase, todas las criaturas son esclavas de Dios: Domini est terra et plenitudo ejus; los demonios y condenados pertenecen a la segunda; los justos y santos lo son de la tercera. La esclavitud voluntaria es la más perfecta y la más gloriosa a Dios, quien mira al corazón y nos lo pide, y Él mismo se llama Dios del Corazón o de la voluntad amorosa, pues por medio de esta esclavitud se hace elección de las cosas de Dios y su servicio, por encima de todas las demás, aun cuando la naturaleza a ello no nos obligase.

71. Hay una diferencia total entre un siervo y un esclavo: 1º – un siervo no da a su amo todo lo que él es y todo cuanto posee, o lo que pueda adquirir por otras personas o por sí mismo; pero el esclavo se da enteramente a su señor, con todo lo que posee y pueda adquirir, sin excepción ninguna. 2º – El siervo exige un salario por los servicios prestados a su amo; pero el esclavo no puede exigir nada, aunque la asiduidad, industria y fuerza empleada en su trabajo sean muchas. 3º – El siervo puede dejar a su amo cuando quisiere, o al menos cuando haya expirado el tiempo de su servicio; pero el esclavo no tiene el derecho de abandonar a su señor cuando le plazca. 4º – El amo no tiene ningún derecho de vida y muerte sobre su siervo, de tal modo que si él lo matase como a una de sus bestias de carga, cometería un homicidio injusto; mas el señor tiene según las leyes, derecho de vida y muerte sobre su esclavo, de tal suerte que él puede venderlo a quien quisiere, o matarlo –como para hacer una comparación– de igual modo que a su caballo. 5º – Finalmente, el siervo no está más que por algún tiempo al servicio de su amo, y el esclavo, para siempre.

72. no hay nada entre los hombres que nos haga pertenecer más a otro que la esclavitud; tampoco hay nada entre los cristianos que nos haga pertenecer más absolutamente a Jesucristo y a su santísima Madre, que la esclavitud voluntaria, según el mismo ejemplo de Jesucristo quien tomó la forma de esclavo por nuestro amor: Formam servi accipiens (Fil. 2, 7); y de la santísima Virgen, quien se proclama a sí misma la sierva y esclava del señor (Lc. 1, 38). El apóstol se llama honrosamente servus Christi (rom. 1, 1; Gal. 1, 10; Fil. 1, 1; Tit. 1, 1). Los cristianos son llamados varias veces en la sagrada Escritura servi Christi; y esta palabra de servus, según lo resalta en verdad un gran hombre, antiguamente no significaba otra cosa que esclavo, ya que no habían aún siervos como los de hoy en día; los amos no eran servidos sino por esclavos o libertos: es lo que el catecismo del santo Concilio de Trento, a fin de no dejar duda ninguna de que somos esclavos de Jesucristo, expresa en términos que no deja lugar a equívocos, llamándonos mancipia Christi, esclavos de Jesucristo. Presuponiendo esto:

73. afirmo que debemos ser de Jesucristo, y servirlo no solamente como siervos mercenarios, sino como esclavos amorosos, que por efecto de un gran amor se dan y entregan a su servicio en calidad de esclavos, sólo por la honra de pertenecerle. antes del Bautismo éramos esclavos del diablo: el Bautismo nos torna esclavos de Jesucristo. Por lo tanto, es necesario que los cristianos sean esclavos del diablo o esclavos de Jesucristo.

74. Lo que digo absolutamente de Jesucristo, lo afirmo relativamente de la santísima Virgen; pues habiéndola Jesucristo escogido como compañera indisoluble de su vida, de su muerte, de su gloria, y de su poder en el cielo y en la tierra, le ha dado por gracia, relativa a su Majestad, todos los mismos derechos y privilegios que Él posee por naturaleza: “Quidquid Deo convenit per naturam, Mariae convenit per gratiam... : Todo lo que a Dios conviene por naturaleza, conviene a María por gracia, dicen los santos. De tal suerte que, según ellos, no habiendo entre los dos sino una sola voluntad y el mismo poder, tienen también los mismos súbditos, siervos y esclavos.

75. se puede entonces, según el sentir de los santos y de grandes hombres, decirse y hacerse esclavo amoroso de la santísima Virgen, a fin de ser por ello más perfectamente esclavo de Jesucristo. La santísima Virgen es el medio por el cual nuestro señor se sirvió para venir a nosotros; es también el medio del cual debemos nosotros servirnos para ir hacia Él: ya que María no es como las otras criaturas, a las cuales, si nos adherimos, fácilmente podrían alejarnos de Dios más que aproximarnos a Él. Pero la mayor inclinación de María es unirnos a Jesucristo su Hijo; y la más irresistible inclinación del Hijo es que se venga a Él por medio de su santísima Madre; lo cual es darle honra y agrado, como sería darle honra y agrado a un rey, para volverse más perfectamente súbditos suyos y esclavos, cuando se hace esclavo de la reina. Por esta razón los santos Padres, y san Buenaventura después de ellos, afirman que la santísima Virgen es el camino para ir a nuestro señor: Vía veniendi ad Christum est appropinquare ad illam.

76. además, si como he dicho, la santísima Virgen es la reina y soberana del cielo y de la tierra: Imperio Dei omnia subjiciuntur et Virgo, ecce imperio Virginis omnia subjiciuntur et Deus – Todo está sometido al poder de Dios, incluso la Virgen; al poder de la Virgen todo está sujeto, incluso Dios – , según dicen san anselmo, san Bernardo, san Bernardino, san Buenaventura. ¿no tiene Ella acaso tantos súbditos y esclavos como criaturas existen? ¿no es razonable que entre tantos esclavos forzados, haya también esclavos de amor, que de buena voluntad, escojan a María por su soberana? ¡Pues qué! Los hombres y demonios habrían de tener sus esclavos voluntarios ¿y María no los ha de tener? ¡Pues qué! ¿un rey se honraría si la reina su compañera tuviera esclavos sobre los cuales ella tiene derecho de vida y de muerte porque el honor y la potestad del uno, es el honor y el poder del otro; y se podría creer que nuestro señor quien, como el mejor de todos los hijos, le dio parte de todo su poder a su santísima Madre, verá mal que Ella tenga esclavos? ¿Tendría Él menos respeto y amor por su Madre, que asuero por Ester y salomón por Betsabé? ¿Quién osaría decirlo e incluso pensarlo?

77. Pero, ¿adónde me conduce mi pluma? ¿Por qué me detengo aquí para probar una cosa tan evidente? si alguno no quiere que alguien se llame esclavo de la santísima Virgen, ¡qué importa! ¡Que se haga y se diga esclavo de Jesucristo, que es serlo de la santísima Virgen, puesto que Jesús es el fruto y la gloria de María! Esto se consigue perfectamente por la devoción de la cual hablaremos enseguida.

Lecciones del Curso

Bibliografía

BIBLIA DE JERUSALÉN. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2009.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA. Madrid: Asociación de Editores del Catecismo, 2005.

CLÁ DIAS, João Scognamiglio. ¡María Santísima! El Paraíso de Dios revelado a los hombres. Madrid: ACSRF, 2022, vols. I-III.

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CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. La libertad y la virtud. Conferencia, 28/4/1973. In: tfp.org.br.

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RAGAZZINI, Severiano. María, vida del alma. Barcelona: Balmes, 1986.

ROYO MARÍN, Antonio. La Virgen María. Madrid: BAC, 1968.

SAN LUIS MARÍA GRIGNON DE MONTFORT. Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen. Barcelona: Casals, 1981,

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Texto de apoyo y oraciones
Tratado de la Verdadera Devoción