Lección 11: La Verdadera Devoción a la Santísima Virgen.

San Luis nos enseña las características de la Verdadera Devoción del alma fiel que le llevará a tener en María su socorro habitual, y a no temer jamás molestarla, ni desagradar a Jesucristo.

Pongo a su disposición online el texto del tratado: https://bit.ly/TratadoVD

Meditación y Oraciones del día

Letanías del Espíritus Santo, Ave Maris Stella y Letanías de la Santíssima Virgen

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Señor, ten piedad de nosotros. Jesucristo, ten piedad de nosotros.

R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Divino Espíritu Santo, óyenos.
Espíritu Santo Paráclito, escúchanos.

Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros,
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros,
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros,
Santísima Trinidad que eres un sólo Dios, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la verdad, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la sabiduría, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la inteligencia, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la fortaleza, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la piedad, ten piedad de nosotros,
Espíritu del buen consejo, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la ciencia, ten piedad de nosotros,
Espíritu del santo temor, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la caridad, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la alegría, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la paz, ten piedad de nosotros,
Espíritu de las virtudes, ten piedad de nosotros,
Espíritu de toda la gracia, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la adopción de los hijos de Dios, ten piedad de nosotros,
Purificador de nuestras almas, ten piedad de nosotros,
Santificador y guía de la Iglesia Católica, ten piedad de nosotros,
Distribuidor de los dones celestiales, ten piedad de nosotros,
Conocedor de los pensamientos, ten piedad de nosotros,
y de las intenciones del corazón, ten piedad de nosotros,
Dulzura de los que comienzan a serviros, ten piedad de nosotros,
Corona de los perfectos, ten piedad de nosotros,
Alegría de los ángeles, ten piedad de nosotros,
Luz de los Patriarcas, ten piedad de nosotros,
Inspiración de los Profetas, ten piedad de nosotros,
Palabra y sabiduría de los Apóstoles, ten piedad de nosotros,
Victoria de los Mártires, ten piedad de nosotros,
Ciencia de los Confesores, ten piedad de nosotros,
Pureza de las Vírgenes, ten piedad de nosotros,
Unción de todos los Santos, ten piedad de nosotros,

Sednos propicio,
R. Perdónanos Señor.
Sednos propicio,
R. Escúchanos Señor.

De todo pecado, líbranos Señor.
De todas las tentaciones y celadas del demonio, líbranos Señor.
De toda presunción y desesperación, líbranos Señor.
Del ataque a la verdad conocida, líbranos Señor.
De la envidia de la gracia fraterna, líbranos Señor.
De toda obstinación e impenitencia, líbranos Señor.
De toda negligencia y liviandad de espíritu, líbranos Señor.
De toda impureza de la mente y del cuerpo, líbranos Señor.
De todas las herejías y errores, líbranos Señor.
De todo mal espíritu, líbranos Señor.
De la muerte mala y eterna, líbranos Señor.
Por Vuestra eterna procedencia del Padre y del Hijo, líbranos Señor.
Por la milagrosa concepción del Hijo de Dios, líbranos Señor.
Por Vuestro descendimiento sobre Jesús bautizado, líbranos Señor.
Por Vuestra santa aparición en la transfiguración del Señor, líbranos Señor.
Por Vuestra venida sobre los discípulos del Señor, líbranos Señor.
En el día del juicio, líbranos Señor.

Aunque pecadores, te rogamos óyenos,
Para que nos perdones, te rogamos óyenos,
Para que te dignes vivificar y santificar a todos los miembros de la Iglesia, te rogamos óyenos,
Para que te dignes concedernos el don de la verdadera piedad, devoción y oración, te rogamos óyenos,
Para que te dignes inspirarnos sinceros afectos de misericordia y de caridad, te rogamos óyenos,
Para que te dignes crear en nosotros un espíritu nuevo y un corazón puro, te rogamos óyenos,
Para que te dignes concedernos verdadera paz y tranquilidad de corazón, te rogamos óyenos,
Para que nos hagas dignos y fuertes, para soportar las persecuciones por amor a la justicia, te rogamos óyenos,
Para que te dignes confirmarnos en tu gracia, te rogamos óyenos,
Para que nos recibas en el número de tus elegidos, te rogamos óyenos,
Para que te dignes atendernos, te rogamos óyenos,
Espíritu de Dios, te rogamos óyenos,

V/Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/.Envíanos el Espíritu Santo.
V/Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/.Mándanos el Espíritu prometido del Padre.

V/Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/.Dadnos el buen Espíritu Espíritu Santo, óyenos.

V/Espíritu Consolador, escúchanos.
V/. Envía tu Espíritu y todo será creado,
R/. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos. ¡Oh Dios! que aleccionaste a los corazones de Tus fieles
con la ciencia del Espíritu Santo,
haz que, guiados por este mismo
Espíritu, apreciemos las dulzuras
del bien, y gocemos siempre de Sus
divinos consuelos, por Jesucristo
Nuestro Señor.

Amén.
Salve, del mar Estrella,
Salve, Madre sagrada
De Dios y siempre Virgen,
Puerta del cielo Santa.

Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.

La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.

Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.

Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.

Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.

Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias

Señor, ten piedad de nosotros. Jesucristo, ten piedad de nosotros. R/. Señor, ten piedad de nosotros.

Jesucristo, óyenos.
R/. Jesucristo, escúchanos

Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad que eres un sólo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros,
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros,
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros,
Madre de Cristo, ruega por nosotros,
Madre de la Divina Gracia, ruega por nosotros,
Madre purísima, ruega por nosotros,
Madre castísima, ruega por nosotros,
Madre intacta, ruega por nosotros,
Madre incorrupta, ruega por nosotros,
Madre Inmaculada, ruega por nosotros,
Madre amable, ruega por nosotros,
Madre admirable, ruega por nosotros,
Madre del buen Consejo, ruega por nosotros,
Madre del Creador, ruega por nosotros,
Madre del Salvador, ruega por nosotros,
Madre y ornato del Carmelo, ruega por nosotros,
Madre de la Iglesia, ruega por nosotros,
Virgen prudentísima, ruega por nosotros,
Virgen digna de veneración, ruega por nosotros,
Virgen digna de alabanza, ruega por nosotros,
Virgen poderosa, ruega por nosotros,
Virgen clemente, ruega por nosotros,
Virgen fiel, ruega por nosotros,
Virgen flor del Carmelo, ruega por nosotros,
Espejo de justicia, ruega por nosotros,
Trono de la sabiduría, ruega por nosotros,
Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros,
Vaso espiritual, ruega por nosotros,
Vaso honorable, ruega por nosotros,
Vaso insigne de devoción, ruega por nosotros,
Rosa mística, ruega por nosotros,
Torre de David, ruega por nosotros,
Torre de marfil, ruega por nosotros,
Casa de oro, ruega por nosotros,
Arca de la alianza, ruega por nosotros,
Puerta del cielo, ruega por nosotros,
Estrella de la mañana, ruega por nosotros,
Salud de los enfermos, ruega por nosotros,
Refugio de los pecadores, ruega por nosotros,
Consuelo de los afligidos, ruega por nosotros,
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros,
Patrona de los carmelitas, ruega por nosotros,
Reina de los ángeles, ruega por nosotros,
Reina de los patriarcas, ruega por nosotros,
Reina de los profetas, ruega por nosotros,
Reina de los apóstoles, ruega por nosotros,
Reina de los mártires, ruega por nosotros,
Reina de los confesores, ruega por nosotros,
Reina de las vírgenes, ruega por nosotros,
Reina de todos los santos, ruega por nosotros,
Reina concebida sin pecado original, ruega por nosotros,
Reina asunta al cielo, ruega por nosotros,
Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros,
Reina de la familia, ruega por nosotros,
Reina de la paz, ruega por nosotros,
Esperanza de todos los carmelitas, ruega por nosotros,

Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R/. perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R/. escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R/. ten piedade de nosotros.

V/. Ruega por nosotros Santa
Madre de Dios,
R/. Para que seamos dignos de
alcanzar las promesas de Nuestro
Señor Jesucristo. Amén.

Oremos. Concédenos, Señor, a
nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y de cuerpo,
y por la gloriosa intercesión de la
bienaventurada siempre Virgen
María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y gozar
de las alegrías eternas. Por Cristo
nuestro Señor.

Amén.
Imitación de Cristo, libro III, cap. 24

Del juicio y penas de los pecadores Mira el fin en todas las cosas, y de qué suer te estarás delante de aquel juez justísimo, al cual no haycosa encubierta, ni se amansa con dádivas, ni admite excusas, sino que juzgará justísimamente. iOh ignorante y miserable pecador! ¿Qué responderás a Dios, que sabe todas tus maldades, túque temes a veces el rostro de un hombre ai rado? ¿Por qué no te previenes para el día del juicio,cuando no habrá quien defienda ni ruegue por otro,sino que cada uno tendrá bastante que hacer por sí? San Lucas, cap. 16, 1-8 Decía a los discípulos: Había un hombre ricoque tenía un mayordomo, el cual fue acusado dedi siparle la hacienda. Llamóle y le dijo: ¿Qué eslo que oigo de ti? Da cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir de mayordomo.y se dijo para sí el mayordomo: ¿Qué haré, puesmi amo me quita la mayordomía? Cavar nopuedo, men digar me da vergüenza.

Ya sé lo quehe de hacer para que cuando me destituya de lamayordomía me reciban en sus casas. Llamandoa cada uno de los deudores de su amo, dijo alprimero: ¿Cuánto debes a mi amo? Él dijo: Cienbatos de aceite. Y le dijo: Toma tu caución, siéntate al instante y escribe cincuenta. Luego dijo aotro: Y tú, ¿cuánto debes? Él dijo: Cien coros detrigo. Díjole: Toma tu caución y escribe ochenta.El amo alabó al mayordomo infiel por haber obrado sagazmente, pues los hijos de este siglo sonmás avisados entre sus congéneres que los hijos de la luz.

Verdadera devoción a la Santísima Virgen

105. Después de haber descubierto y condenado las falsas devociones a la Santísima Virgen, es necesario establecer en pocas palabras la verdadera, que es:
1º – interior,
2º – tierna,
3º – santa,
4º – constante,
5º – desinteresada.

1º. La verdadera devoción es interior

106. Primeramente, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es interior, o sea, parte del espíritu y del corazón, nace de la estima que se tiene de la Santísima Virgen, de la alta idea que se ha formado de sus grandezas, y del amor que se le profesa.

2º. La verdadera devoción es tierna

107. En segundo lugar, es tierna, es decir, llena de confianza en la Santísima Virgen, como la de un niño en su buena madre. Ella hace que un alma recurra a María en todas sus necesidades del cuerpo y del espíritu, con mucha simplicidad, confianza y ternura; implora la ayuda de su buena Madre en todo tiempo, en todo lugar y en todas las cosas: en sus dudas, para ser esclarecido; en sus extravíos, para volver al buen camino; en sus tentaciones, para ser sostenido; en sus debilidades, para ser fortificado; en sus caídas, para ser levantado; en los desalientos, para ser animado; en sus escrúpulos, para ser libre de ellos; en sus cruces, trabajos y contrariedades, para ser consolado. En fin, en todos sus males del cuerpo y del espíritu, María es su recurso ordinario, sin temor de importunar a esta buena Madre ni desagradar a Cristo

3º. La verdadera devoción es santa

108. En tercer lugar, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es santa, es decir que ella auxilia al alma para evitar el pecado, e imitar las virtudes de María, particularmente su humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega, su oración continua, su mortificación en todas las cosas, su pureza divina, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angélica y su sabiduría divina. Estas son las principales virtudes de la Santísima Virgen.

4º. La verdadera devoción es constante

109. En cuarto lugar, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es constante; consolida al alma en el bien, llevándola a no abandonar fácilmente sus prácticas devotas; la vuelve corajosa para resistirle al mundo en sus modas y máximas; a la carne, en sus fastidios y pasiones; y al demonio, en sus tentaciones; de tal manera que una persona verdaderamente devota a la Santísima Virgen no es inconstante, melancólica, escrupulosa ni tímida. No quiere esto decir que no caiga, y que no cambie alguna vez en la sensibilidad de su devoción; mas si ella cae, se levanta, extendiéndole la mano a su bondadosa Madre; si pierde el gusto o lo sensible de la devoción, no se desalienta, ya que el justo y devoto fiel de María vive de la fe (Heb. 10, 38) de Jesús y de María, y no de los sentimientos del cuerpo.

5º. La verdadera devoción es desinteresada

110. Por fin, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es desinteresada; o sea, inspira al alma a no buscarse a sí misma, sino sólo a Dios en su santa Madre. Un verdadero devoto de María no sirve a esta augusta Señora movido por el lucro o el interés, ni por su bien temporal ni eterno, corporal ni espiritual, sino únicamente porque Ella merece ser servida y Dios sólo en Ella; no ama a María precisamente porque le haya hecho algún bien, o lo espere de Ella, sino únicamente porque es amable. Esta es la razón por la cual la ama y la sirve tan fielmente en los disgustos y sequedades, como en las dulzuras y fervores sensibles; la ama tanto en el Calvario como en las bodas de Caná. ¡Oh! Cuán agradable y precioso es a los ojos de Dios y de su Santísima Madre un tal devoto, que en los servicios que a Ella presta no se busca en nada a sí mismo. Mas, ¡cuán raros son ahora! Y es con el objeto de que no sea tan raro, que he tomado la pluma para escribir en el papel lo que he enseñado con grandes frutos, bien en público o en particular, en mis misiones durante muchos años.

111. Ya he dicho muchas cosas de la Santísima Virgen, pero aún tengo muchas para decir, y en número inmensamente mayor las que habré de omitir, bien sea por ignorancia, por insuficiencia, o por falta de tiempo, en el empeño que tengo de formar a un verdadero devoto de María y a un verdadero discípulo de Jesucristo.

112. ¡Oh! ¡Cuán bien empleados estarían mis esfuerzos si este pobre escrito, cayendo en las manos de un alma bien nacida, nacida de Dios y de María y no de la sangre, ni del deseo de la carne, ni de la voluntad del hombre (Jn. 1,13), le descubriera e inspirara, por la gracia del Espíritu Santo, la excelencia y el precio de la verdadera y sólida devoción a la Santísima Virgen que ahora voy a describir! Si supiera que mi sangre criminal sería útil para hacer entrar en los corazones las verdades que escribo en honor de mi querida Madre y Soberana Señora, de quien soy el último de los hijos y esclavos, me serviría de ella en lugar de tinta para escribir estas letras, con la esperanza que tengo de encontrar buenas almas, que por su fidelidad a la práctica que yo enseño, resarcirán a mi querida Madre y Señora de las pérdidas que Ella ha sufrido por mi ingratitud e infidelidad.

113. Ahora, más que nunca, me siento animado a creer y a esperar todo lo que tengo grabado profundamente en el corazón, y que desde hace muchos años pido a Dios, a saber: que tarde o temprano, la Santísima Virgen tendrá más hijos, servidores y esclavos de amor que nunca, y que por este medio, Jesucristo mi querido Maestro, reinará más que nunca en los corazones.

114. Preveo claramente que aparecerán fieras espantosas, que intentarán furiosamente con sus dientes diabólicos destrozar este humilde escrito y aquel de quien el Espíritu Santo se ha servido para redactarlo; o al menos encerrarlo en las tinieblas y el silencio de un cofre, a fin de que no aparezca; atacarán y perseguirán incluso a aquellos y aquellas que lo leyeren y pongan en práctica. Pero, ¡no importa! ¡Tanto mejor! Este presentimiento me alienta y hace esperar un gran suceso, es decir ¡un gran escuadrón de animosos y valientes soldados de Jesús y de María, de uno y otro sexo, que combatirán al mundo, el demonio y la naturaleza corrompida, en los tiempos peligrosos que más que nunca han de llegar! Qui legit, intelligat. Qui potest capere, capia – El que lea que entienda. El que pueda entender, que saque las conclusiones

Lecciones del Curso

Bibliografía

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CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA. Madrid: Asociación de Editores del Catecismo, 2005.

CLÁ DIAS, João Scognamiglio. ¡María Santísima! El Paraíso de Dios revelado a los hombres. Madrid: ACSRF, 2022, vols. I-III.

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SAN LUIS MARÍA GRIGNON DE MONTFORT. Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen. Barcelona: Casals, 1981,

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