Lección 17: Esta devoción nos conduce a la unión con Nuestro Señor.

¿En qué consiste la perfección cristiana? Para San Luis María Grignion de Montfort es seguir el “camino inmaculado de María”. En otras palabras, la perfección cristiana es volverse esclavo de María: un camino fácil, corto y perfecto para alcanzar la perfecta unión con Jesucristo.

Pongo a su disposición online el texto del tratado: https://bit.ly/TratadoVD

Meditación y Oraciones del día

Letanías del Espíritus Santo, Ave Maris Stella y Letanías de la Santíssima Virgen

Haga clic abajo para leer

Señor, ten piedad de nosotros. Jesucristo, ten piedad de nosotros.

R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Divino Espíritu Santo, óyenos.
Espíritu Santo Paráclito, escúchanos.

Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros,
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros,
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros,
Santísima Trinidad que eres un sólo Dios, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la verdad, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la sabiduría, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la inteligencia, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la fortaleza, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la piedad, ten piedad de nosotros,
Espíritu del buen consejo, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la ciencia, ten piedad de nosotros,
Espíritu del santo temor, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la caridad, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la alegría, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la paz, ten piedad de nosotros,
Espíritu de las virtudes, ten piedad de nosotros,
Espíritu de toda la gracia, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la adopción de los hijos de Dios, ten piedad de nosotros,
Purificador de nuestras almas, ten piedad de nosotros,
Santificador y guía de la Iglesia Católica, ten piedad de nosotros,
Distribuidor de los dones celestiales, ten piedad de nosotros,
Conocedor de los pensamientos, ten piedad de nosotros,
y de las intenciones del corazón, ten piedad de nosotros,
Dulzura de los que comienzan a serviros, ten piedad de nosotros,
Corona de los perfectos, ten piedad de nosotros,
Alegría de los ángeles, ten piedad de nosotros,
Luz de los Patriarcas, ten piedad de nosotros,
Inspiración de los Profetas, ten piedad de nosotros,
Palabra y sabiduría de los Apóstoles, ten piedad de nosotros,
Victoria de los Mártires, ten piedad de nosotros,
Ciencia de los Confesores, ten piedad de nosotros,
Pureza de las Vírgenes, ten piedad de nosotros,
Unción de todos los Santos, ten piedad de nosotros,

Sednos propicio,
R. Perdónanos Señor.
Sednos propicio,
R. Escúchanos Señor.

De todo pecado, líbranos Señor.
De todas las tentaciones y celadas del demonio, líbranos Señor.
De toda presunción y desesperación, líbranos Señor.
Del ataque a la verdad conocida, líbranos Señor.
De la envidia de la gracia fraterna, líbranos Señor.
De toda obstinación e impenitencia, líbranos Señor.
De toda negligencia y liviandad de espíritu, líbranos Señor.
De toda impureza de la mente y del cuerpo, líbranos Señor.
De todas las herejías y errores, líbranos Señor.
De todo mal espíritu, líbranos Señor.
De la muerte mala y eterna, líbranos Señor.
Por Vuestra eterna procedencia del Padre y del Hijo, líbranos Señor.
Por la milagrosa concepción del Hijo de Dios, líbranos Señor.
Por Vuestro descendimiento sobre Jesús bautizado, líbranos Señor.
Por Vuestra santa aparición en la transfiguración del Señor, líbranos Señor.
Por Vuestra venida sobre los discípulos del Señor, líbranos Señor.
En el día del juicio, líbranos Señor.

Aunque pecadores, te rogamos óyenos,
Para que nos perdones, te rogamos óyenos,
Para que te dignes vivificar y santificar a todos los miembros de la Iglesia, te rogamos óyenos,
Para que te dignes concedernos el don de la verdadera piedad, devoción y oración, te rogamos óyenos,
Para que te dignes inspirarnos sinceros afectos de misericordia y de caridad, te rogamos óyenos,
Para que te dignes crear en nosotros un espíritu nuevo y un corazón puro, te rogamos óyenos,
Para que te dignes concedernos verdadera paz y tranquilidad de corazón, te rogamos óyenos,
Para que nos hagas dignos y fuertes, para soportar las persecuciones por amor a la justicia, te rogamos óyenos,
Para que te dignes confirmarnos en tu gracia, te rogamos óyenos,
Para que nos recibas en el número de tus elegidos, te rogamos óyenos,
Para que te dignes atendernos, te rogamos óyenos,
Espíritu de Dios, te rogamos óyenos,

V/Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/.Envíanos el Espíritu Santo.
V/Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/.Mándanos el Espíritu prometido del Padre.

V/Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/.Dadnos el buen Espíritu Espíritu Santo, óyenos.

V/Espíritu Consolador, escúchanos.
V/. Envía tu Espíritu y todo será creado,
R/. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos. ¡Oh Dios! que aleccionaste a los corazones de Tus fieles
con la ciencia del Espíritu Santo,
haz que, guiados por este mismo
Espíritu, apreciemos las dulzuras
del bien, y gocemos siempre de Sus
divinos consuelos, por Jesucristo
Nuestro Señor.

Amén.
Señor, ten piedad de nosotros. Jesucristo, ten piedad de nosotros. R/. Señor, ten piedad de nosotros.

Jesucristo, óyenos.
R/. Jesucristo, escúchanos

Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad que eres un sólo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros,
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros,
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros,
Madre de Cristo, ruega por nosotros,
Madre de la Divina Gracia, ruega por nosotros,
Madre purísima, ruega por nosotros,
Madre castísima, ruega por nosotros,
Madre intacta, ruega por nosotros,
Madre incorrupta, ruega por nosotros,
Madre Inmaculada, ruega por nosotros,
Madre amable, ruega por nosotros,
Madre admirable, ruega por nosotros,
Madre del buen Consejo, ruega por nosotros,
Madre del Creador, ruega por nosotros,
Madre del Salvador, ruega por nosotros,
Madre y ornato del Carmelo, ruega por nosotros,
Madre de la Iglesia, ruega por nosotros,
Virgen prudentísima, ruega por nosotros,
Virgen digna de veneración, ruega por nosotros,
Virgen digna de alabanza, ruega por nosotros,
Virgen poderosa, ruega por nosotros,
Virgen clemente, ruega por nosotros,
Virgen fiel, ruega por nosotros,
Virgen flor del Carmelo, ruega por nosotros,
Espejo de justicia, ruega por nosotros,
Trono de la sabiduría, ruega por nosotros,
Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros,
Vaso espiritual, ruega por nosotros,
Vaso honorable, ruega por nosotros,
Vaso insigne de devoción, ruega por nosotros,
Rosa mística, ruega por nosotros,
Torre de David, ruega por nosotros,
Torre de marfil, ruega por nosotros,
Casa de oro, ruega por nosotros,
Arca de la alianza, ruega por nosotros,
Puerta del cielo, ruega por nosotros,
Estrella de la mañana, ruega por nosotros,
Salud de los enfermos, ruega por nosotros,
Refugio de los pecadores, ruega por nosotros,
Consuelo de los afligidos, ruega por nosotros,
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros,
Patrona de los carmelitas, ruega por nosotros,
Reina de los ángeles, ruega por nosotros,
Reina de los patriarcas, ruega por nosotros,
Reina de los profetas, ruega por nosotros,
Reina de los apóstoles, ruega por nosotros,
Reina de los mártires, ruega por nosotros,
Reina de los confesores, ruega por nosotros,
Reina de las vírgenes, ruega por nosotros,
Reina de todos los santos, ruega por nosotros,
Reina concebida sin pecado original, ruega por nosotros,
Reina asunta al cielo, ruega por nosotros,
Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros,
Reina de la familia, ruega por nosotros,
Reina de la paz, ruega por nosotros,
Esperanza de todos los carmelitas, ruega por nosotros,

Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R/. perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R/. escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R/. ten piedade de nosotros.

V/. Ruega por nosotros Santa
Madre de Dios,
R/. Para que seamos dignos de
alcanzar las promesas de Nuestro
Señor Jesucristo. Amén.

Oremos. Concédenos, Señor, a
nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y de cuerpo,
y por la gloriosa intercesión de la
bienaventurada siempre Virgen
María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y gozar
de las alegrías eternas. Por Cristo
nuestro Señor.

Amén.
Ven Espíritu Creador;
visita las almas de tus siervos.
Llena de la divina gracia
los pechos que Tú creaste.

Tú eres llamado Paráclito,
don de Dios altísimo,
fuente viva, fuego, amor
y unción espiritual.

Tú septiforme en el don;
Tú el dedo de la mano de Dios,
Tú, auténtica promesa del Padre,
que enriqueces la lengua con palabras.

Enciende lumbre en los sentidos,
infunde amor en los corazones
corroborando con vigor constante,
la fragilidad de nuestro cuerpo.

Rechaza lejos al enemigo,
concede prontamente la paz,
yendo así Tú delante como guía
evitemos todo mal.

Haz que por Tí conozcamos al Padre,
y conozcamos también al Hijo,
y por Tí, Espíritu de entreambos,
creamos en todo tiempo.

A Dios Padre sea la gloria,
y al Hijo, que entre los muertos,
resucitó, y al Paráclito
por los siglos de los siglos.

Amén.
Salve, del mar Estrella,
Salve, Madre sagrada
De Dios y siempre Virgen,
Puerta del cielo Santa.

Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.

La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.

Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.

Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.

Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.

Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias

Salve, María, amadísima Hija del Eterno Padre; salve, María, Madre admirable del Hijo; salve, María, fidelísima Esposa del Espíritu Santo; salve, María, mi amada Madre, mi amable Señora, mi poderosa Soberana; salve, mi gozo, mi gloria, mi corazón y mi alma. Vos sois toda mía por misericordia, y yo soy todo vuestro por justicia. Pero todavía no lo soy bastante.

De nuevo me entrego a Vos todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada ni para mí, ni para otros. Si algo veis en mí que todavía no sea vuestro, tomadlo en seguida, os lo suplico, y haceos dueña absoluta de todos mis haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrade a Dios y plantad, levantad y producid todo lo que os guste.

La luz de vuestra fe disipe las tinieblas de mi espíritu; vuestra humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; vuestra contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; vuestra continua vista de Dios llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de vuestro corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a vuestras virtudes mis pecados; vuestros méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento. En fin, queridísima y amadísima Madre, haced, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el vuestro para conocer a Jesucristo y su divina voluntad; que no tenga más alma que la vuestra para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el vuestro para amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Vos.

No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Vos el ver claro, sin tinieblas; para Vos el gustar por entero sin amargura; para Vos el triunfar gloriosa a la diestra de vuestro Hijo, sin humillación; para Vos el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios.

Esta es, divina María, la mejor parte que se os ha concedido, y que jamás se os quitará, que es para mí grandísimo gozo. Para mí y mientras viva no quiero otro, sino el experimentar el que Vos tuvisteis: creer a secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo, continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Vos, sin interés, como el más vil de los esclavos.

La sola gracia, que por pura misericordia os pido, es que en todos los días y en todos los momentos de mi vida diga tres amenes: amén (así sea) a todo lo que hicisteis sobre la tierra cuando vivíais; amén a todo lo que hacéis al presente en el cielo; amén a todo lo que hacéis en mi alma, para que en ella no haya nada más que Vos, para glorificar plenamente a Jesús en mí, en el tiempo y en la eternidad.

Amén
En qué consiste la perfecta consagración a Jesús por María

Toda vez que nuestra perfección consiste en estar conformes, unidos y consagrados a Jesucristo, la más perfecta de todas las devociones es, sin duda alguna, la que nos conforma, une y consagra más perfectamente a este acabado modelo de toda santidad; y pues que María es entre todas las criaturas la más conforme a Jesucristo, es consiguiente que entre todas las devociones, la que consagra y conforma más un alma a Nuestro Señor, es la devoción a la Santísima Virgen, su Santa Madre, y cuanto más se consagre un alma a María, más se unirá con Jesucristo, y, he aquí por qué la perfecta consagración a Jesucristo no es otra cosa que una perfecta y entera consagración de sí mismo a la Santísima Virgen, y ésta es la devoción que yo enseño; o con otras palabras, una perfecta renovación de los votos y promesas del santo bautismo. Consiste, pues, esta devoción en entregarse enteramente a la Santísima Virgen para ser todo de Jesucristo por medio de María. Es menester entregarle: primero, nuestro cuerpo con todos sus sentidos y sus miembros; segundo, nuestra alma con todas sus potencias; tercero, nuestros bienes exteriores, o sea nuestra fortuna presente y futura; cuarto, nuestros bienes interiores y espirituales, o sea nuestros méritos, nuestras virtudes y nuestras buenas obras pasadas, presentes y futuras; en una palabra: todo lo que tenemos en el orden de la naturaleza y en el orden de la gracia, y todo lo que lleguemos a tener en lo porvenir en el orden de la naturaleza, de la gracia y de la gloria, y esto sin reserva ninguna, ni de un céntimo, ni de un cabello, ni de la menor buena obra, y ademáspor toda la eternidad, y sin pretender ni esperar ninguna otra recompensa de nuestra ofrenda y de nuestros servicios, que la honra de pertenecer a Jesucristo por María y en María, aun cuando esta amable Señora no fuere, como lo es siempre, la más liberal y reconocida de las criaturas. (Tratado de la Verdadera Devoción, núms. 120-121)
Artículo IV
Esta devoción es un medio excelente para buscar la mayor gloria de Dios

Cuarto Motivo:
151. Esta devoción fielmente practicada es un excelente medio de actuar, de tal manera que el valor de todas nuestras buenas obras sea empleado para la mayor gloria de Dios. Casi nadie actúa por este noble fin, a pesar de que a ello se está obligado, bien sea porque no se sabe dónde está la mayor gloria de Dios, bien, porque no se la desea. Pero la Santísima Virgen, a quien se cede el valor y mérito de estas buenas obras, conoce perfectísimamente dónde está la mayor gloria de Dios, y no hace otra cosa que para la mayor gloria de Dios. De tal modo que un perfecto siervo de esta buena Señora, que se ha consagrado a Ella enteramente como lo hemos dicho, puede decir osadamente que el valor de todas sus acciones, pensamientos y palabras, es empleado para la mayor gloria de Dios, a menos que él revoque expresamente su ofrecimiento. ¿Puede encontrarse algo más consolador para un alma que ama a Dios con un amor puro y desinteresado, y que procura más la gloria de Dios y sus intereses que los suyos propios?

Artículo V
Esta devoción conduce a la unión con Nuestro Señor

Quinto Motivo:
152. Esta devoción es un camino fácil, corto, perfecto y seguro para llegar a la unión con Nuestro Señor, que es en lo que radica la perfección del cristiano.
1. Esta devoción es un camino fácil
Es un camino fácil; es un camino que Jesucristo ha abierto viniendo a nosotros, y en el cual no hay obstáculo ninguno para llegar a Él. En verdad se puede llegar a la unión divina por otras vías, pero en ellas se encuentran más cruces y muertes extrañas y con muchas más dificultades que no venceremos sino difícilmente. Será necesario pasar por noches oscuras, por combates y agonías espantosos, por montañas escarpadas, sobre espinas punzantes y horribles desiertos. Mas, por el camino de María se va más dulce y tranquilamente. En él se encuentran en verdad rudos combates que debemos sobrellevar y grandes dificultades a vencer; pero esta buena Madre y Señora se vuelve tan cercana y presente a sus fieles servidores, para alumbrarlos en sus tinieblas, disipar sus dudas, darles seguridad en sus temores, sostenerlos en sus combates y sus dificultades, que en verdad este camino virginal para hallar a Jesucristo es un camino de rosas y de miel, comparado a los otros caminos. Ha habido algunos santos –pero en pequeño número– como San Efrén, San Juan Damasceno, San Bernardo, San Buenaventura, San Francisco de Sales, etc., que han seguido este dulce camino para ir hacia Jesucristo porque el Espíritu Santo, Esposo de María, se los ha mostrado por una gracia singular; pero los otros santos que son mayoría, aunque todos hayan tenido devoción a la Santísima Virgen, no por eso han entrado en este camino, o si lo han hecho ha sido muy poco. Y esta es la razón por la cual han pasado pruebas más rudas y peligrosas.

153. ¿Cómo entender entonces, me dirá algún fiel servidor de María, que los siervos fieles de esta buena Madre tengan tantas ocasiones de sufrir, y más aún que los otros que no le han sido tan devotos? Se les contradice, persigue y calumnia, no se los puede tolerar; o entonces, caminan en las tinieblas y desiertos interiores, donde no se experimenta la menor gota del rocío del cielo. Si esta devoción a la Santísima Virgen nos abre el camino para encontrar más fácilmente a Jesucristo, ¿de dónde aquí que los que lo transitan sean los más crucificados?

154. Le respondo que ciertamente los más fieles siervos de la Santísima Virgen, siendo los más favorecidos, reciben de Ella las más grandes gracias y favores del cielo, que son las cruces; pero también sustento que los servidores de María son los que llevan estas cruces con más facilidad, mérito y gloria. Y que lo que detendría mil veces a un otro o lo haría caer, a ellos no los detiene ni una sóla vez, mas por el contrario, los hace avanzar, porque esta buena Madre toda llena de gracias y de la unción del Espíritu Santo, endulza todas las cruces que Ella les prepara, con el azúcar de su dulzura maternal y la unción del puro amor, de tal manera que ellos las consumen alegremente como nueces confitadas, aunque ellas sean por sí mismas amarguísimas. Y creo que una persona que quiera ser devota y vivir piadosamente en Jesucristo, y en consecuencia, sufrir persecuciones y llevar todos los días su cruz, no podrá cargar jamás grandes cruces, o no las cargará alegremente ni hasta el fin, sin una tierna devoción a la Santísima Virgen que es la confitura de las cruces: al igual que una persona no podría comer sin gran violencia –que no será de gran duración– nueces verdes que no estuviesen confitadas en azúcar.

2. Esta devoción es un camino corto
155. Esta devoción a la Santísima Virgen es un camino corto para encontrar a Jesucristo, ya sea porque nadie se extravía en él, ya sea porque, conforme venimos demostrando, allí se camina con más alegría y facilidad, y en consecuencia, con más prontitud. Se avanza más en poco tiempo de sumisión y dependencia de María, que en años enteros haciendo la voluntad propia, y apoyándose en sí mismo; pues un hombre obediente y sumiso a la divina María cantará victorias (Prov. 21, 28) señaladas sobre todos sus enemigos. Es verdad que ellos querrán impedirle que siga su camino, o hacerlo retroceder o caer; pero, con el apoyo, el auxilio y la conducción de María, sin caer, sin retroceder y aún sin retardarse, avanzará con pasos de gigante hacia Jesucristo, por el mismo camino por el cual está escrito que Jesús ha venido a nosotros a pasos de gigante y en poco tiempo (Sal. 18, 6).

156. ¿Por qué pensáis que Jesús ha vivido tan poco tiempo en la tierra, y que en los pocos años que Él ha vivido, pasó casi toda su vida en la sumisión y obediencia a su Madre? – ¡Ah! es porque habiéndose consumido en poco tiempo su carrera, (Sab. 4, 13) ha vivido mucho tiempo y muchísimo más que Adán, cuyas pérdidas había venido a reparar, aun cuando éste vivió más de novecientos años. Y Jesucristo vivió mucho tiempo, pues vivió enteramente sumiso y unido a su Santísima Madre, en obediencia a Dios su Padre, porque: 1º. El que honra a su madre, se parece a un hombre que atesora, nos dice el Espíritu Santo; o sea, que aquel que honra a María su Madre hasta someterse a Ella y obedecerle en todas las cosas, se hará riquísimo, pues amasa tesoros todos los días por el secreto de esta piedra filosofal: Qui honorat matrem, quasi qui thesaurizat (Eclo. 3, 5). 2º. Pues, según una interpretación de estas palabras del Espíritu Santo: Senectur mea in misericordia uberi, – “mi vejez se encuentra en la misericordia del vientre”, es en el vientre de María donde ha encerrado y engendrado a un hombre perfecto (Jer. 31, 22), y que ha tenido la capacidad de contener a Aquel a quien todo el universo no consigue abarcar ni contener; es en el seno de María, lo afirmo, que los jovencitos llegan a la ancianidad, en luz, santidad, experiencia y sabiduría, llegando en pocos años hasta la plenitud de la edad de Jesucristo.

3. Esta devoción es un camino perfecto
157. Esta práctica de devoción a la Santísima Virgen es un camino perfecto para ir y unirse a Jesucristo, pues la divina María es la más perfecta y santa de las meras criaturas, y Jesucristo que vino a nosotros de modo perfecto, no ha tomado otra ruta en su grande y admirable viaje, que la Virgen María. El Altísimo, el Incomprensible, el Inaccesible, El que Es, ha querido venir a nosotros, gusanillos de la tierra que no somos nada. ¿Cómo se ha dado esto? El Altísimo ha descendido perfecta y divinamente hasta nosotros por la humilde María, sin perder nada de su divinidad y santidad; y es por medio de María que los pequeñitos deben subir perfecta y divinamente hasta el Altísimo, sin aprensión ninguna. El Incomprensible se ha dejado abarcar y contener perfectamente por la humilde María, sin perder nada de su inmensidad; y también es a través de la humilde María que nosotros debemos dejarnos contener y conducir perfectamente y sin ninguna reserva. El Inaccesible se ha aproximado, se ha unido estrecha, perfecta e incluso personalmente a nuestra humanidad por María, sin nada perder de su majestad; también es por María como debemos acercarnos a Dios y unirnos a su Majestad perfecta y estrechamente, sin temor de ser rechazados. Finalmente, Aquel que Es quiso venir a lo que no es, y hacer que aquel que nada es, se haga Dios o Aquel que Es; y esto lo hace perfectamente dándose y sometiéndose plenamente a la tierna Virgen María, sin dejar de ser en el tiempo Aquel que Es desde toda la eternidad; así mismo, aunque nosotros no seamos nada, es por María que podremos llegar a ser semejantes a Dios, por la gracia y la gloria, dándonos a Ella tan perfecta y enteramente, que nada seamos en nosotros, y todo en Ella, sin temor de engañarnos.

158. Que se me trace un camino nuevo para ir a Jesucristo, y que este camino sea enlosado con todos los méritos de los bienaventurados, adornado con todas sus virtudes heroicas, esclarecido y embellecido con todas las luces y hermosuras de los ángeles, y que todos los ángeles y los santos ahí estén para conducir, defender y sostener a todos aquellos que por él quisieren andar. En verdad, en verdad –lo afirmo sin temor y sé que digo la verdad–, que en lugar de este camino que sería tan perfecto, tomaría preferiblemente la vía Inmaculada de María: Posui inmaculatam viam meam (Sal. 17, 33), vía o camino sin mancha ni suciedad, sin pecado original ni actual, sin sombras ni tinieblas; y si mi amable Jesús viene glorioso una segunda vez a la tierra para reinar aquí (como es seguro), no escogerá otra vía para su viaje que la divina María, por la cual Él tan segura y perfectamente vino la primera vez. La diferencia que habrá entre la primera y última venidas, es que la primera ha sido secreta y oculta y la segunda será gloriosa y esplendorosa; pero todas las dos perfectas, pues las dos serán por medio de María. ¡Ah! ¡He aquí un misterio que no se comprende: Hic taceat omnis lengua.

Lecciones del Curso

Bibliografía

BIBLIA DE JERUSALÉN. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2009.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA. Madrid: Asociación de Editores del Catecismo, 2005.

CLÁ DIAS, João Scognamiglio. ¡María Santísima! El Paraíso de Dios revelado a los hombres. Madrid: ACSRF, 2022, vols. I-III.

CONCILIO VATICANO II. Constitución dogmática Lumen Gentium. In: vatican.va.

CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. La libertad y la virtud. Conferencia, 28/4/1973. In: tfp.org.br.

HAUKE, Manfred. Introducción a la Mariología. Madrid: BAC, 2015.

JUAN PABLO II. Carta encíclica Veritatis splendor. In: vatican.va.

RAGAZZINI, Severiano. María, vida del alma. Barcelona: Balmes, 1986.

ROYO MARÍN, Antonio. La Virgen María. Madrid: BAC, 1968.

SAN LUIS MARÍA GRIGNON DE MONTFORT. Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen. Barcelona: Casals, 1981,

Material para download

Curso

Haga clic en el icono para descargar archivos

Texto de apoyo y oraciones
Tratado de la Verdadera Devoción