Lección 21: Figura bíblica de esta perfecta devoción: Rebeca y Jacob.

Hoy San Luis María va desvelar para nosotros el sublime sentido de la historia bíblica de Rebeca y Jacob. Lo que se dio entre madre e hijo en aquellos remotos tiempos del Antiguo Testamento, era figura de una realidad superior que se vive entre María y sus esclavos.

Pongo a su disposición online el texto del tratado: https://bit.ly/TratadoVD

Meditación y Oraciones del día

Veni Creator Spíritus, Ave Maris Stella y Magnificat

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Señor, ten piedad de nosotros. Jesucristo, ten piedad de nosotros.

R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Divino Espíritu Santo, óyenos.
Espíritu Santo Paráclito, escúchanos.

Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros,
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros,
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros,
Santísima Trinidad que eres un sólo Dios, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la verdad, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la sabiduría, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la inteligencia, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la fortaleza, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la piedad, ten piedad de nosotros,
Espíritu del buen consejo, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la ciencia, ten piedad de nosotros,
Espíritu del santo temor, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la caridad, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la alegría, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la paz, ten piedad de nosotros,
Espíritu de las virtudes, ten piedad de nosotros,
Espíritu de toda la gracia, ten piedad de nosotros,
Espíritu de la adopción de los hijos de Dios, ten piedad de nosotros,
Purificador de nuestras almas, ten piedad de nosotros,
Santificador y guía de la Iglesia Católica, ten piedad de nosotros,
Distribuidor de los dones celestiales, ten piedad de nosotros,
Conocedor de los pensamientos, ten piedad de nosotros,
y de las intenciones del corazón, ten piedad de nosotros,
Dulzura de los que comienzan a serviros, ten piedad de nosotros,
Corona de los perfectos, ten piedad de nosotros,
Alegría de los ángeles, ten piedad de nosotros,
Luz de los Patriarcas, ten piedad de nosotros,
Inspiración de los Profetas, ten piedad de nosotros,
Palabra y sabiduría de los Apóstoles, ten piedad de nosotros,
Victoria de los Mártires, ten piedad de nosotros,
Ciencia de los Confesores, ten piedad de nosotros,
Pureza de las Vírgenes, ten piedad de nosotros,
Unción de todos los Santos, ten piedad de nosotros,

Sednos propicio,
R. Perdónanos Señor.
Sednos propicio,
R. Escúchanos Señor.

De todo pecado, líbranos Señor.
De todas las tentaciones y celadas del demonio, líbranos Señor.
De toda presunción y desesperación, líbranos Señor.
Del ataque a la verdad conocida, líbranos Señor.
De la envidia de la gracia fraterna, líbranos Señor.
De toda obstinación e impenitencia, líbranos Señor.
De toda negligencia y liviandad de espíritu, líbranos Señor.
De toda impureza de la mente y del cuerpo, líbranos Señor.
De todas las herejías y errores, líbranos Señor.
De todo mal espíritu, líbranos Señor.
De la muerte mala y eterna, líbranos Señor.
Por Vuestra eterna procedencia del Padre y del Hijo, líbranos Señor.
Por la milagrosa concepción del Hijo de Dios, líbranos Señor.
Por Vuestro descendimiento sobre Jesús bautizado, líbranos Señor.
Por Vuestra santa aparición en la transfiguración del Señor, líbranos Señor.
Por Vuestra venida sobre los discípulos del Señor, líbranos Señor.
En el día del juicio, líbranos Señor.

Aunque pecadores, te rogamos óyenos,
Para que nos perdones, te rogamos óyenos,
Para que te dignes vivificar y santificar a todos los miembros de la Iglesia, te rogamos óyenos,
Para que te dignes concedernos el don de la verdadera piedad, devoción y oración, te rogamos óyenos,
Para que te dignes inspirarnos sinceros afectos de misericordia y de caridad, te rogamos óyenos,
Para que te dignes crear en nosotros un espíritu nuevo y un corazón puro, te rogamos óyenos,
Para que te dignes concedernos verdadera paz y tranquilidad de corazón, te rogamos óyenos,
Para que nos hagas dignos y fuertes, para soportar las persecuciones por amor a la justicia, te rogamos óyenos,
Para que te dignes confirmarnos en tu gracia, te rogamos óyenos,
Para que nos recibas en el número de tus elegidos, te rogamos óyenos,
Para que te dignes atendernos, te rogamos óyenos,
Espíritu de Dios, te rogamos óyenos,

V/Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/.Envíanos el Espíritu Santo.
V/Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/.Mándanos el Espíritu prometido del Padre.

V/Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R/.Dadnos el buen Espíritu Espíritu Santo, óyenos.

V/Espíritu Consolador, escúchanos.
V/. Envía tu Espíritu y todo será creado,
R/. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos. ¡Oh Dios! que aleccionaste a los corazones de Tus fieles
con la ciencia del Espíritu Santo,
haz que, guiados por este mismo
Espíritu, apreciemos las dulzuras
del bien, y gocemos siempre de Sus
divinos consuelos, por Jesucristo
Nuestro Señor.

Amén.
Señor, ten piedad de nosotros. Jesucristo, ten piedad de nosotros. R/. Señor, ten piedad de nosotros.

Jesucristo, óyenos.
R/. Jesucristo, escúchanos

Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad que eres un sólo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros,
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros,
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros,
Madre de Cristo, ruega por nosotros,
Madre de la Divina Gracia, ruega por nosotros,
Madre purísima, ruega por nosotros,
Madre castísima, ruega por nosotros,
Madre intacta, ruega por nosotros,
Madre incorrupta, ruega por nosotros,
Madre Inmaculada, ruega por nosotros,
Madre amable, ruega por nosotros,
Madre admirable, ruega por nosotros,
Madre del buen Consejo, ruega por nosotros,
Madre del Creador, ruega por nosotros,
Madre del Salvador, ruega por nosotros,
Madre y ornato del Carmelo, ruega por nosotros,
Madre de la Iglesia, ruega por nosotros,
Virgen prudentísima, ruega por nosotros,
Virgen digna de veneración, ruega por nosotros,
Virgen digna de alabanza, ruega por nosotros,
Virgen poderosa, ruega por nosotros,
Virgen clemente, ruega por nosotros,
Virgen fiel, ruega por nosotros,
Virgen flor del Carmelo, ruega por nosotros,
Espejo de justicia, ruega por nosotros,
Trono de la sabiduría, ruega por nosotros,
Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros,
Vaso espiritual, ruega por nosotros,
Vaso honorable, ruega por nosotros,
Vaso insigne de devoción, ruega por nosotros,
Rosa mística, ruega por nosotros,
Torre de David, ruega por nosotros,
Torre de marfil, ruega por nosotros,
Casa de oro, ruega por nosotros,
Arca de la alianza, ruega por nosotros,
Puerta del cielo, ruega por nosotros,
Estrella de la mañana, ruega por nosotros,
Salud de los enfermos, ruega por nosotros,
Refugio de los pecadores, ruega por nosotros,
Consuelo de los afligidos, ruega por nosotros,
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros,
Patrona de los carmelitas, ruega por nosotros,
Reina de los ángeles, ruega por nosotros,
Reina de los patriarcas, ruega por nosotros,
Reina de los profetas, ruega por nosotros,
Reina de los apóstoles, ruega por nosotros,
Reina de los mártires, ruega por nosotros,
Reina de los confesores, ruega por nosotros,
Reina de las vírgenes, ruega por nosotros,
Reina de todos los santos, ruega por nosotros,
Reina concebida sin pecado original, ruega por nosotros,
Reina asunta al cielo, ruega por nosotros,
Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros,
Reina de la familia, ruega por nosotros,
Reina de la paz, ruega por nosotros,
Esperanza de todos los carmelitas, ruega por nosotros,

Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R/. perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R/. escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los
pecados del mundo,
R/. ten piedade de nosotros.

V/. Ruega por nosotros Santa
Madre de Dios,
R/. Para que seamos dignos de
alcanzar las promesas de Nuestro
Señor Jesucristo. Amén.

Oremos. Concédenos, Señor, a
nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y de cuerpo,
y por la gloriosa intercesión de la
bienaventurada siempre Virgen
María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y gozar
de las alegrías eternas. Por Cristo
nuestro Señor.

Amén.
Ven Espíritu Creador;
visita las almas de tus siervos.
Llena de la divina gracia
los pechos que Tú creaste.

Tú eres llamado Paráclito,
don de Dios altísimo,
fuente viva, fuego, amor
y unción espiritual.

Tú septiforme en el don;
Tú el dedo de la mano de Dios,
Tú, auténtica promesa del Padre,
que enriqueces la lengua con palabras.

Enciende lumbre en los sentidos,
infunde amor en los corazones
corroborando con vigor constante,
la fragilidad de nuestro cuerpo.

Rechaza lejos al enemigo,
concede prontamente la paz,
yendo así Tú delante como guía
evitemos todo mal.

Haz que por Tí conozcamos al Padre,
y conozcamos también al Hijo,
y por Tí, Espíritu de entreambos,
creamos en todo tiempo.

A Dios Padre sea la gloria,
y al Hijo, que entre los muertos,
resucitó, y al Paráclito
por los siglos de los siglos.

Amén.
Salve, del mar Estrella,
Salve, Madre sagrada
De Dios y siempre Virgen,
Puerta del cielo Santa.

Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.

La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.

Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.

Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.

Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.

Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias

Salve, María, amadísima Hija del Eterno Padre; salve, María, Madre admirable del Hijo; salve, María, fidelísima Esposa del Espíritu Santo; salve, María, mi amada Madre, mi amable Señora, mi poderosa Soberana; salve, mi gozo, mi gloria, mi corazón y mi alma. Vos sois toda mía por misericordia, y yo soy todo vuestro por justicia. Pero todavía no lo soy bastante.

De nuevo me entrego a Vos todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada ni para mí, ni para otros. Si algo veis en mí que todavía no sea vuestro, tomadlo en seguida, os lo suplico, y haceos dueña absoluta de todos mis haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrade a Dios y plantad, levantad y producid todo lo que os guste.

La luz de vuestra fe disipe las tinieblas de mi espíritu; vuestra humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; vuestra contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; vuestra continua vista de Dios llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de vuestro corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a vuestras virtudes mis pecados; vuestros méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento. En fin, queridísima y amadísima Madre, haced, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el vuestro para conocer a Jesucristo y su divina voluntad; que no tenga más alma que la vuestra para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el vuestro para amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Vos.

No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Vos el ver claro, sin tinieblas; para Vos el gustar por entero sin amargura; para Vos el triunfar gloriosa a la diestra de vuestro Hijo, sin humillación; para Vos el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios.

Esta es, divina María, la mejor parte que se os ha concedido, y que jamás se os quitará, que es para mí grandísimo gozo. Para mí y mientras viva no quiero otro, sino el experimentar el que Vos tuvisteis: creer a secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo, continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Vos, sin interés, como el más vil de los esclavos.

La sola gracia, que por pura misericordia os pido, es que en todos los días y en todos los momentos de mi vida diga tres amenes: amén (así sea) a todo lo que hicisteis sobre la tierra cuando vivíais; amén a todo lo que hacéis al presente en el cielo; amén a todo lo que hacéis en mi alma, para que en ella no haya nada más que Vos, para glorificar plenamente a Jesús en mí, en el tiempo y en la eternidad.

Amén
Tratado de la Verdadera Devoción, núms. 61-62
Cristo, nuestro fin último

Jesucristo Nuestro Señor, verdadero Dios y verdadero hombre, debe ser el fin último de nuestras devociones; a no ser así, serían falsas y engañosas. Jesucristo es el alfa y el omega, el comienzo y fin de todas las cosas. No trabajamos, como dice el Apóstol, más que por hacer perfecto a todo hombre en Jesucristo porque sólo en Él reside toda plenitud de la Divinidad y todas las de más plenitudes de gracia, de virtudes y de perfecciones; porque sólo en Él estamos bendecidos con, toda bendición espiritual; porque Él es el único maestro que debe enseñarnos, es nuestro único Señor de quien debemos depender, nuestro único Jefe a quien debemos pertenecer, nuestro único Modelo a que debemos conformarnos, nuestro único Médico que nos debe sanar, nuestro único Pastor que debe alimentarnos, nuestro único camino por donde debemos andar, nuestra única Verdad que debemos creer, nuestra única vida que debe vivificarnos, y nuestro único Todo en todas las cosas que debe bastarnos. No se ha pronunciado bajo el cielo otro nombre que el de Jesús por el cual debemos ser salvos.

Dios no ha puesto otro fundamento de nuestra salvación, de nuestra perfección y de nuestra gloria, más que a Jesucristo; todo edificio que no está construído sobre esta piedra firme, está levantado sobre movediza arena, y más o menos tarde caerá infaliblemente. Con Jesucristo y en Jesucristo lo podemostodo: podemos dar toda honra y gloria al Padre en unidad del Espíritu Santo, hacernos perfectos y ser para el prójimo buen olor de vida eterna. Si, pues, nos entregamos a la hermosa devoción hacia la Virgen Santísima, es sólo para establecer más perfectamente el amor de Jesucristo,y de hallar un medio fácil y seguro de hallar a Jesucristo. Como ya lo he demostrado, y aún demostraré más adelante, pues esta devoción nos es necesaria para hallar a Jesucristo perfectamente, para amarle tiernamente y para servirle fielmente.
183. De todas las verdades que acabo de describir en relación a la Santísima Virgen y a sus hijos y servidores, el Espíritu Santo nos da en las Sagradas Escrituras (Gen. 27), una admirable figura en la historia de Jacob, que recibió la bendición de su padre Isaac por los cuidados e industria de su madre Rebeca. He aquí como nos lo relata el Espíritu Santo. Y a continuación agregaré una explicación

Historia de Jacob
184. Habiendo vendido Esaú su derecho de primogenitura a Jacob, Rebeca –madre de los dos hermanos– que amaba tiernamente a Jacob le aseguró esta ventaja, algunos años después, mediante una destreza santa y toda llena de misterios. Pues Isaac, sintiéndose ya muy viejo y queriendo bendecir a sus hijos antes de morir, llamó a su hijo Esaú, a quien amaba, mandóle ir de caza para conseguirle algo de comer, a fin de bendecirle luego. Rebeca avisó rápidamente a Jacob lo que ocurría, mandándole ir a coger dos cabritos del rebaño. Tan pronto los hubo entregado a su madre, ésta le preparó a Isaac lo que sabía era de su agrado. Revistió a Jacob con los vestidos de Esaú, que ella guardaba, y cubrió sus manos y su cuello con la piel de los cabritos, a fin de que su padre que era ciego, pudiera oyendo la voz de Jacob, creer al menos por el pelo de sus manos, que era Esaú su hermano. Isaac en efecto, habiendo quedado sorprendido por su voz, que creía ser la voz de Jacob, lo hizo aproximar de sí, y habiendo tocado el pelo de las pieles con que se había cubierto las manos, dijo que la voz en verdad era la de Jacob, pero que las manos eran las manos de Esaú. Después que hubo comido y percibido, al besar a Jacob, el olor de sus vestidos perfumados, lo bendijo, deseándole el rocío del cielo y la fecundidad de la tierra; lo constituyó señor de todos sus bienes y terminó su bendición con estas palabras: “Que aquel que os maldijere sea él mismo maldito, y aquel que os bendijere sea colmado de bendiciones”. Apenas Isaac había acabado de pronunciar estas palabras, he aquí que entra Esaú trayendo de comer lo que había cazado, a fin de que su padre luego lo bendijese. Este santo patriarca quedó sorprendido con increíble asombro tan pronto reconoció lo que acababa de suceder; pero, bien lejos de retractarse de lo que había hecho, por el contrario lo confirmó, pues veía muy sensiblemente el dedo de Dios en esta conducta. Esaú entonces lanzó bramidos, como resalta la Sagrada Escritura, y acusando en alta voz lo engañoso de su hermano preguntó a su padre si no tenía más que una bendición; siendo de este modo, como enseñan los santos Padres, la imagen de aquellos que sintiéndose satisfechos de aliar a Dios con el mundo, quieren gozar al tiempo de los consuelos del cielo y de los de la tierra. Isaac, conmovido por los lamentos de Esaú, lo bendice finalmente, pero con una bendición de la tierra, y sujetándolo a su hermano: esto le hizo concebir un odio tan encarnizado contra Jacob, que no esperaba sino la muerte de su padre para matarlo; y Jacob no habría podido evitar la muerte, si su querida madre Rebeca no lo hubiese librado de ella por sus industrias y buenos consejos que le dio y que él siguió.

Interpretación de la Historia de Jacob
185. Antes de explicar esta historia tan bella, es necesario hacer notar que, según todos los santos Padres y los intérpretes de la Sagrada Escritura, Jacob es la figura de Jesucristo y de los predestinados; y Esaú, la de los réprobos; no es preciso sino examinar las acciones y la conducta tanto del uno como del otro para juzgar así.
1º. Esaú, figura de los Réprobos
1º– Esaú, el primogénito, era fuerte y robusto de cuerpo, diestro y ducho en manejar el arco y coger caza abundante.
2º– Casi no permanecía en su casa, y, no poniendo su confianza más que en su fuerza y destreza, trabajaba siempre fuera de ella.
88 Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen 3º– No se preocupaba mucho de agradar a su madre Rebeca, haciendo bien poco caso de ella.
4º– Era tan goloso y tan dado a los placeres de la comida, que vendió su derecho de primogenitura por un plato de lentejas.
5º– Al igual que Caín, estaba lleno de envidia contra su hermano Jacob, y lo perseguía cuanto podía.

186. He aquí la conducta que observan siempre los réprobos:
1º– Se fían de sus fuerzas e industria para los negocios temporales; son muy fuertes, hábiles e ingeniosos para las cosas de la tierra, pero muy débiles e ignorantes en las cosas del cielo : In terrenis fortes, in caelestibus debiles. Razón por la cual:

187. 2º– No habitan nada, o muy poco, en su propia casa; esto es, en su interior, que es la casa interior y esencial que Dios ha dado a cada hombre, para allí morar según su ejemplo: pues Dios permanece siempre en sí mismo. Los réprobos no gustan nada del retiro, ni la espiritualidad, ni de la devoción interior, y consideran como débiles de espíritu, beatos, huraños y salvajes a aquellos que llevan vida interior, retirada del mundo, y que trabajan más dentro que fuera.

188. 3º– Los réprobos no se preocupan nada de la devoción a la Santísima Virgen, la Madre de los predestinados; es verdad que no la odian formalmente, le dirigen algunas alabanzas, le dicen que la aman y hasta practican alguna devoción en su honor; pero, de resto, no pueden tolerar que se la ame tiernamente, pues ellos no tienen hacia Ella las ternuras de Jacob; les parecen censurables las prácticas de devoción, a las cuales sus buenos hijos y servidores permanecen fieles para ganar su afecto, porque no creen que esta devoción les sea necesaria para la salvación, juzgando que siempre y cuando no odien formalmente a la Santísima Virgen, o que no menosprecien abiertamente su devoción, es suficiente, y habrán ganado sus buenas mercedes y gracias, pues sus servidores son, ya que rezan y dicen entre dientes algunas oraciones en su honor, sin ternura en relación a Ella, ni enmienda para sí mismos.

189. 4º– Estos réprobos venden su derecho de primogenitura, es decir, los placeres del Paraíso, por un plato de lentejas, o sea, por los placeres de la tierra. Ellos ríen, ellos beben, ellos comen, ellos se divierten, ellos juegan, ellos bailan, etc. ..., sin aplicarse al trabajo –tal como Esaú– de hacerse dignos de la bendición del Padre celestial. En tres palabras, no piensan más que en la tierra, no aman más que las cosas de la tierra, sólo hablan y tratan de las cosas de la tierra y de sus placeres, vendiendo por un pequeño momento de placer, por un vano humo de honra, y por un pedazo de tierra dura, amarilla o blanca, la gracia bautismal, su vestido de inocencia, su herencia celestial.

190. 5º– Finalmente, los réprobos odian y persiguen todos los días, a los predestinados, abierta o secretamente; están a la carga, los menosprecian, los critican, los remedan, los injurian, los roban, los engañan, los empobrecen, los desechan, los rebajan hasta el polvo; mientras que ellos hacen fortuna, se entregan a sus placeres, viven espléndidamente, se enriquecen, se engrandecen y viven a su gusto.

2º. Jacob, figura de los Predestinados
191. 1º– Jacob, el hijo menor, era de una complexión débil, dulce y apacible, y vivía ordinariamente en casa para ganar el favor y las gracias de su madre Rebeca, a quien amaba tiernamente; si salía fuera, no era por su propia voluntad, ni por la confianza que tenía en su industria, sino por obedecer a su madre.

192. 2º– Amaba y honraba a su madre, razón por la cual permanecía en la casa junto a ella; no estaba nunca tan contento como cuando la veía; evitaba todo cuanto podría desagradarla, y hacía todo cuanto podría complacerla, lo cual aumentaba en Rebeca el amor que ella le profesaba.

193. 3º– Era sumiso con su querida madre en todas las cosas, en todo le obedecía enteramente, pronto y sin tardanzas, con amor y sin queja alguna; a la menor señal de su voluntad, el pequeño Jacob corría y trabajaba. Creía en todo lo que ella le decía, sin discutir: por ejemplo, cuando ella le pide ir a buscar dos cabritos y que se los lleve para preparar la comida a su padre Isaac, Jacob en nada le replicó, alegando que para dar de comer una sola vez a un hombre bastaba un cabrito, sino que sin discusiones, hizo cuanto ella le ordenó.

194. 4º– Tenía una gran confianza en su querida madre; como nada se apoyaba en su habilidad, confiaba únicamente en los cuidados y la protección de su madre; la procuraba en todas sus necesidades, la consultaba en todas sus dudas. Por ejemplo, cuando le preguntó si en lugar de la bendición, no recibiría la maldición de su padre, él le creyó y se confió enteramente en ella, cuando le respondió que ella tomaría sobre sí esa maldición.

195. 5º– Finalmente, imitaba según sus fuerzas, las virtudes que veía en su madre; y parece que una de las razones por las cuales permanecía sedentario en su casa, era para imitar a su madre querida que tan virtuosa era, y alejarse de las malas compañías que corrompen las costumbres. Por este medio, se hizo digno de recibir la doble bendición de su querido padre.

196. He aquí también la conducta que observan todos los días los predestinados: 1º– Son sedentarios en la casa con su madre, es decir, gustan de la vida retirada, son almas interiores, se aplican a la oración, pero a ejemplo y en la compañía de su madre, la Santísima Virgen, cuya gloria está toda en el interior, y que durante toda su vida amó tanto el retiro y la oración. Es verdad que algunas veces ellos aparecen exteriormente en el mundo, pero es por obediencia a la voluntad de Dios y a la de su querida Madre, para cumplir sus deberes de estado. Por grandes que en apariencia sean las cosas que hacen exteriormente, ellos estiman mucho más aún las que hacen dentro de sí mismos, en su interior, en compañía de la Santísima Virgen, pues allí ellos realizan la gran obra de su perfección, en relación a la cual todas las otras obras no son más que juegos de niños. He aquí el porqué mientras que algunas veces sus hermanos y hermanas trabajan con mucha fuerza, industria y éxito en lo exterior, recibiendo la alabanza y aprobación del mundo, ellos conocen por la luz del Espíritu Santo, que hay mucha más gloria, provecho y placer, en morar oculto, en el retiro con Jesucristo su modelo, en una entera y perfecta sumisión a su Madre, que hacer por sí mismo maravillas de naturaleza y de gracia en el mundo, como tantos Esaús y réprobos. Gloria et divitiae in domo ejus (Sal 111, 3) – la gloria para Dios y las riquezas para el hombre se hallan en la casa de María. Señor Jesús, ¡cuán amables son vuestros tabernáculos! El pajarillo ha encontrado una casa para alojarse, y la tortolilla un nido para colocar sus polluelos. ¡Oh cuán feliz es el hombre que mora en la casa de María, donde Vos antes que nadie habéis hecho vuestra morada! Es en esta casa de los predestinados donde él recibe sólo de Vos su socorro, y donde ha dispuesto las subidas y escalones de todas las virtudes en su corazón, para elevarse a la perfección en este valle de lágrimas. Quam dilecta tabernacula, etc. (Sal 83).

197. 2º– Aman tiernamente y honran verdaderamente a la Santísima Virgen, como a su buena Madre y Señora. La aman no sólo de palabras, sino en verdad; la honran no sólo en lo exterior, sino en el fondo del corazón; evitan como Jacob todo cuanto pueda desagradarla, y practican con fervor todo cuanto creen que les puede granjear su benevolencia. Ellos le llevan y le dan no dos cabritos como Jacob a Rebeca, sino su cuerpo y su alma, con todo lo que de ellos depende, figurado por los dos cabritos de Jacob, a fin de que: 1.– Ella los reciba como una cosa que le pertenece; 2.– Los mate y haga morir al pecado y a sí mismos, desollándolos y despojándolos de su propia piel y de su amor propio, para por este medio, agradar a Jesús, su Hijo, que no desea por amigos y discípulos suyos más que los que están muertos a sí mismos; 3.– Ella los aderece según el gusto del Padre celestial, y a su mayor gloria, que Ella conoce mejor que ninguna criatura; 4.– A fin de que por sus cuidados e intercesiones, este cuerpo y esta alma, bien purificados de toda mancha, bien muertos, bien despojados y bien aderezados, sean un manjar delicado, digno de la boca y de la bendición del Padre celestial. ¿No es lo que harán las personas predestinadas, que gustarán y practicarán la consagración perfecta a Jesucristo por las manos de María, que les enseñamos, para testimoniar a Jesús y a María un amor efectivo e intrépido? Los réprobos dicen mucho que ellos aman a Jesús, que ellos aman y honran a María, pero no lo hacen en substancia, pero no hasta sacrificarles su cuerpo con sus sentidos, su alma con sus pasiones, como los predestinados.

198. 3º– Ellos son sumisos y obedientes a la Santísima Virgen, como a su bondadosa Madre, a ejemplo de Jesucristo, que de treinta y tres años que vivió en la tierra, empleó treinta para glorificar a Dios su Padre, por medio de una perfecta y entera sumisión a su Santísima Madre. Ellos le obedecen, siguiendo exactamente sus consejos, como el pequeño Jacob los de Rebeca, a quien ella dice: Aquiesce consiliis meis (Gen. 27, 8) – “Hijo mío, seguid mis consejos”; o como los invitados de las bodas de Caná, a quienes la Santísima Virgen dice: Quodcumque dixerit vobis facite(Jn 2, 5) – “Haced todo lo que mi Hijo os dirá”. Por haber obedecido a su madre, Jacob recibió la bendición como por milagro, ya que naturalmente no la debería obtener; los convidados en las bodas de Caná, por haber seguido el consejo de la Santísima Virgen, fueron honrados con el primer milagro de Jesucristo, quien ha convertido el agua en vino, a ruegos de su Santísima Madre. De igual manera, todos aquellos que hasta el fin de los siglos recibirán la bendición del Padre celestial, y serán honrados con las maravillas de Dios, no recibirán estas gracias más que en consecuencia de su perfecta obediencia a María. Los Esaús por el contrario, pierden su bendición por falta de sumisión a la Santísima Virgen.

199. 4º– Tienen una gran confianza en la merced y el poder de la Santísima Virgen, su bondadosa Madre; reclaman sin cesar su socorro; la miran como a su estrella polar, para llegar a puerto seguro; le descubren sus penas y sus necesidades con gran abertura de corazón; se acogen a los senos de su misericordia y de dulzura, para obtener –por su intercesión– el perdón de sus pecados, o para degustar sus ternuras maternales en sus penas y disgustos; hasta se arrojan, se ocultan y se pierden de una manera admirable en su seno amoroso y virginal, para ser allí purificados de las menores manchas, y encontrar allí plenamente a Jesús, quien en tal seno reside como en su más glorioso trono. ¡Oh qué felicidad! “No creáis –dice el abad Guerrico– que haya más dicha habitando en el seno de Abraham que en el seno de María, pues el Señor ha puesto allí su trono: Ne credideris majoris esse felicitatis habitare in sinu Abrahae quam in sinu Mariae, cum in eo Dominus posuerit thronum suum”. Los réprobos, por el contrario, colocando toda su confianza en ellos mismos, al igual que el hijo pródigo, sólo comen lo que comen los cerdos; a semejanza de los sapos no se nutren sino de tierra; y no gustando más que de las cosas visibles y exteriores conforme los mundanos, no aprecian en nada las dulzuras del seno de María; no sienten como los predestinados un cierto apoyo y una cierta confianza hacia la Santísima Virgen, su cariñosa Madre. Quieren miserablemente tener hambre de las cosas de afuera, como dice San Gregorio pues no desean degustar la dulzura que está toda preparada dentro de sí mismos, y dentro de Jesús y de María.

200. 5º–En fin, los predestinados guardan los caminos de la Santísima Virgen, su bondadosa Madre; es decir, la imitan, y es en eso que son verdaderamente felices y devotos, y que llevan la señal infalible de su predestinación, como les asegura esta buena Madre: Beati qui custodiam vias meas, o sea, bienaventurados aquellos que practican mis virtudes, y que caminan sobre las huellas de mi vida con el socorro de la gracia divina. Ellos son felices en este mundo, durante su vida, por la abundancia de las gracias y de las dulzuras que yo les comunico de mi plenitud, y más abundantemente que a los otros que no me imitan tan de cerca; ellos son dichosos en su muerte, que es dulce y tranquila, y a la cual yo asisto ordinariamente para conducirlos por mí misma por los gozos de la eternidad, pues nunca se ha perdido ninguno de mis servidores, que haya imitado mis virtudes durante su vida. Los réprobos, por el contrario, son infelices durante su vida, en su muerte y en la eternidad, porque ellos no imitan a la Santísima Virgen en sus virtudes, contentándose con haber participado alguna vez de sus cofradías, haber recitado algunas oraciones en su honor, o haber practicado alguna otra devoción exterior. ¡Oh Santísima Virgen, bondadosa Madre mía! ¡Cuán felices son aquellos –lo repito con transportes de mi corazón– cuán dichosos son aquellos que no se dejan seducir por una falsa devoción hacia Vos, que guardan fielmente vuestros caminos, vuestros consejos y vuestras órdenes! Mas ¡qué infelices y malditos son aquellos que abusando de vuestra devoción, no guardan los mandamientos de vuestro Hijo: Maledicti omnes qui declinant a mandatis tuis.

Lecciones del Curso

Bibliografía

BIBLIA DE JERUSALÉN. Bilbao: Desclée de Brouwer, 2009.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA. Madrid: Asociación de Editores del Catecismo, 2005.

CLÁ DIAS, João Scognamiglio. ¡María Santísima! El Paraíso de Dios revelado a los hombres. Madrid: ACSRF, 2022, vols. I-III.

CONCILIO VATICANO II. Constitución dogmática Lumen Gentium. In: vatican.va.

CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. La libertad y la virtud. Conferencia, 28/4/1973. In: tfp.org.br.

HAUKE, Manfred. Introducción a la Mariología. Madrid: BAC, 2015.

JUAN PABLO II. Carta encíclica Veritatis splendor. In: vatican.va.

RAGAZZINI, Severiano. María, vida del alma. Barcelona: Balmes, 1986.

ROYO MARÍN, Antonio. La Virgen María. Madrid: BAC, 1968.

SAN LUIS MARÍA GRIGNON DE MONTFORT. Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen. Barcelona: Casals, 1981,

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Tratado de la Verdadera Devoción