Lección 3 – Tercer mandamiento – Santificar las fiestas

Aprendamos a examinarnos sobre este mandamiento bajo el prisma de la Fe, de la Esperanza y de la Caridad; la importancia de la oración, de no caer en las supersticiones y menos aún en los sacrilegios.

No caigamos en la blasfemia y seamos fieles a la palabra empeñada.

Coloquemos a Dios en el centro de nuestras vidas, y la vida sobrenatural por encima de las cosas pasajeras.

Aprendamos a conocer el respeto, amor y obediencia que debemos a nuestros padres y superiores.

Examinemos la amplitud contemplada en este mandamiento, el cual nos obliga también a no atentar contra la salud del cuerpo y del alma propios como del prójimo.

Apliquémonos en combatir este vicio (lujuria) que tanto nos esclaviza, y a huir de las ocasiones de pecado.

Vivamos con una conciencia tranquila, en paz, sin el gusano roedor de la envidia.

Demos el justo valor y reconocimiento a los demás y a nosotros mismos.

La Iglesia Católica, Apostólica, Romana, nuestra Madre, también nos ayuda indicándonos obligaciones fundamentales como consecuencia de nuestra pertenencia a ella.

Examinemos y aprendamos, tanto si detentamos alguna autoridad o si estamos sometidos a ella, los deberes que nos corresponde atender.