El fin de la vida humana es la salvación eterna, «pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?» (Mc 8, 36). Para el cristiano, conquistar el Cielo es la gran aventura de la vida: en ella se juega su felicidad o su desgracia eternas, y para lograr entrar por la puerta estrecha es necesario saber cómo comportarse. La actuación humana ha de ser siempre buena, pautada en el comportamiento del propio Nuestro Señor, a quien debemos imitar. Se debe también evitar el mal y combatirlo, de modo que cada bautizado produzca en Cristo frutos abundantes y duraderos para gloria del Padre.

En este curso, más que responder a cuestiones especulativas, se trata de atender al deseo que tiene todo católico serio de profundizar sus nociones de moral, a fin de poder llevar una vida recta, agradable a Dios, y coronar su existencia con el premio eterno. Se ofrece a personas sedientas de santidad, que deseen no sólo conocer, sino poner en práctica los mandamientos de Dios, perfeccionados en el Nuevo Testamento por la doctrina y el ejemplo del Divino Maestro.

En el curso, junto a las nociones teóricas se añadirán oportunos ejemplos y pensamientos de los Padres de la Iglesia, de los Santos, del Catecismo de la Iglesia y de los Doctores más seguros. De ese modo se procurará iluminar la inteligencia, cautivar los espíritus y mover la voluntad.

El curso está dividido en cuatro secciones: parte de la introducción general y abarca cada uno de los mandamientos.

La Santísima Virgen María, Madre y Maestra, es la patrona de este curso. Con su intercesión, los alumnos podrán dejarse modelar en sus manos para ser verdaderos imitadores de su Divino Hijo.