Plinio Corrêa de Oliveira
Es propio de la condición humana, desde los primeros destellos de la razón, un continuo progreso en los caminos del bien o del mal. Algunos terminan sus días como verdaderos monumentos al egoísmo, cargados de pecados y de malas inclinaciones no combatidas, acumuladas a lo largo de ochenta o noventa años. Otros, en cambio, tienen un final glorioso, que confiere belleza a todo un largo pasado, en el que hasta las debilidades parecen ser tomadas por una luz y purificadas por la bendición de Dios.
En éstos la pequeña semilla de la gracia divina, plantada a la hora del Bautismo, germinó y se desarrolló hasta que el árbol alcanzó su plenitud. La inocencia y la virtud crecieron y se refinaron. Aquel anciano o aquella anciana, como ángeles que se elevan, están listos para entrar a la Patria Celestial.
Sí, lejos de abandonar los valores adquiridos en las sucesivas fases de la existencia, el alma fiel los conserva, aumenta y consolida a lo largo de los años. De manera que, al llegar al final de su vida, ella tiene sumadas la inocencia de la infancia, las esperanzas de la adolescencia, el vigor de la juventud, la seriedad de la madurez, la experiencia de la vejez y la sublimidad de la ancianidad. Esta suma de las riquezas de cada edad es una de las características destacadas de la historia de Plinio Corrêa de Oliveira.
El Dr. Plinio, como él era habitualmente llamado por sus discípulos, nació en São Paulo, Brasil. Su infancia y adolescencia transcurrieron en el sereno ambiente familiar, inserto en la apacible sociedad paulista de otrora. En su juventud se destacó como indiscutible líder católico, lo que lo llevó a recorrer una fulgurante carrera política, tornándose conocido en todo el país. Posteriormente fundó un movimiento para luchar por los ideales de la Iglesia, reuniendo a su alrededor a numerosos seguidores, a los cuales se esforzó por transmitir una sólida formación doctrinal, así como el espíritu que lo animaba. Falleció a los ochenta y siete años, tras una terrible enfermedad.
Sin embargo, teniendo en cuenta que todo hombre tiene una determinada misión que cumplir, la vida del Dr. Plinio merece ser considerada bajo la perspectiva de ese designio de Dios sobre él, a fin de ser comprendida su persona y su obra.
En efecto, en los últimos siglos la humanidad viene siendo corroída por una terrible crisis. Este proceso de desintegración total buscaba eliminar los vestigios del orden cristiano, levantándose así contra el trono del Todopoderoso y apuntando, en definitiva, a implantar el reino de satanás sobre la faz de la tierra. Sin embargo, cuando el mal parecía estar a punto de alcanzar el auge de su expansión y planeaba alzar el estandarte de la victoria, Dios suscitó un varón, hijo de la Iglesia y elegido por Nuestra Señora, para desempeñar un papel que hasta entonces no se había manifestado en la Historia.
Entonces, ¿quién fue el Dr. Plinio?
Un varón que nació y creció a la luz de la inocencia de su madre, Dña. Lucilia Corrêa de Oliveira,
y que brilló por su integridad moral.
Un varón llamado a reflejar en sí mismo virtudes armónicas aparentemente opuestas: De un lado,
extraordinaria grandeza e imponente majestuosidad, que causaban miedo a los orgullosos; de otro, una bondad acogedora, penetrante y llena de bienquerencia, que atraía…
Un varón dotado de un carisma de discernimiento de los espíritus sin igual, con una visión
histórica que abarcaba no sólo la psicología de los individuos, sino que penetraba en la opinión pública de pueblos y naciones.
Un varón que, a la manera de un árbol que brota entre las rocas, creció en medio de persecuciones, incomprensiones e ingratitudes.
Un varón de fe, que defendió, como laico, la honra, la santidad y la infalibilidad de la Iglesia como nadie en su época.
Un varón que, él solo, divisó la situación de la humanidad, discernió el mal que se propagaba y,
con la fuerza de su convicción, desafió el consenso de su tiempo, haciendo del triunfo del Inmaculado Corazón de María, prometido en Fátima, uno de los principales objetivos de su apostolado y de toda su existencia. En esa intención ofreció su propia vida, si así lo dispusiese la Providencia, y fue cosechado después de mil sufrimientos enfrentados con el coraje de un caballero y la resolución de un verdadero mártir.
Estas diversas facetas de tan amplia personalidad constituyen un luminoso ejemplo, cuán diferente de los engañosos estándares humanos presentados por la sociedad actual, de cómo debe ser el verdadero católico.
En la Plataforma Reconquista, los asistentes podrán encontrar diariamente nuevos pensamientos del Dr. Plinio para enriquecer su formación, en el programa “El pensamiento de Plinio Corrêa de Oliveira”. Y para aquéllos que quieran profundizar en el conocimiento de su persona, recomendamos la lectura de la colección en cinco volúmenes, de autoría de Mons. João Scognamiglio Clá Dias, E.P., “El don de la sabiduría en la mente, vida y obra de Plinio Corrêa de Oliveira”.